El cuaderno de Maya

El cuaderno de Maya | Isabel Allende | 445 páginas | 2011 | Sudamericana | para comprar click aquí. 

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Soy Maya Vidal, diecinueve años, sexo femenino, soltera, sin un enamorado, por falta de oportunidades y no por quisquillosa, nacida en Berkeley, California, pasaporte estadounidense, temporalmente refugiada en una isla al sur del mundo. Me pusieron Maya porque a mi Nini le atrae la India y a mis padres no se les ocurrió otro nombre, aunque tuvieron nueve meses para pensarlo. En hindi, maya significa “hechizo, ilusión, sueño”, nada que ver con mi carácter. Atila me calzaría mejor, porque donde pongo el pie no sale más pasto. Mi historia comienza en Chile con mi abuela, mi Nini, mucho antes de que yo naciera, porque si ella no hubiera emigrado, no se habría enamorado de mi Popo ni se habría instalado en California, mi padre no habría conocido a mi madre y yo no sería yo, sino una joven chilena muy diferente.

Siempre, en cada booktag o reseña, menciono que este es mi libro favorito, y siempre hay alguien que comenta que se le hace interesante pero nunca lo había escuchado.

Por eso, y por que fue una de mis primeras reseñas que fue un asco, voy a hacer una nueva reseña para que realmente sepan lo bueno que este libro.

Maya Vidal nació en un matrimonio unido a las patadas, poco después de nacer su mamá la dejo y se fue a otro país, mientras que su padre, un piloto de aviones, hace su vida de ciudad en ciudad, dejándola a cargo de sus abuelos.

Maya tiene una infancia feliz, donde sus abuelos le dan todo el amor que puede necesitar, por eso ella sufre un golpe muy grande cuando su abuelo fallece.

A partir de ese momento, Maya pierde cualquier tipo de cariño por la vida y por si misma, dejándose llevar por malas compañías y malos vicios. Al punto que termina en un reformatorio.

Estando ahí, y sintiendo que todo el mundo la abandono como su abuelo, se escapa y termina haciendo dedo en la ruta, donde un camionero abusa de ella pero la lleva hasta las Vegas, donde la deja literalmente tirada a su suerte.

Ahí, conoce a un hombre vendedor de droga que se hace cargo de ella a cambio de que venda su mercancía. Maya termina haciéndose adicta a la cocaína y sin tener idea como volver a casa, cuando este hombre es asesinado y ella esta escapándose de la policía, viviendo en las calles y prostituyéndose para conseguir aunque sea un poco mas de droga es cuando yo ya estaba en un mar de lagrimas.

Si, puede que les haya spoileado un poco, no tanto en sí, porque la novela empieza cuando Maya, escondiéndose de la policía y ayudada por su abuela, termina viviendo en una pequeña isla de Chile y al pasar de las hojas intercala presente y varios momentos de su pasado. Y el punto de todo es llegar a ver cómo termina su travesía.

¿Qué me gusto?

Isabel Allende es una gran escritora latinoamericana, creo que es imposible visitar cualquier librería sin ver algún libro de ella, y si bien hay quienes la critican, a mi me gustan sus tramas y su forma de escribir. Yo la conocí gracias a la película La casa de los espiritus, basada en su novela y protagonizada por Meryl Streep. Me gusta su pluma, escribe ligero pero muy detalladamente, en el sentido de que no se me hizo eterno leer sus descripciones y tampoco divaga demasiado, cosa que suele molestarme en algunas novelas.

La portada, a pesar de no gustarle a muchos, a mi me fascina. Los colores y la ilustración, es extraña pero me gusto desde el primer momento en que la vi.

No solo tenemos la historia central de las miserias de Maya, sino que también exploramos su sangre, su familia y los secretos familiares, que se acarrean desde la época de la dictadura militar en Chile (Donde el propio primo hermano del padre de la autora, el Presidente Allende, fue asesinado) y nos remonta un poco a ese período cuando Maya intenta investigar sobre su pasado y sus raíces chilenas.

Amo profundamente a Maya, yo me crié con mis abuelos, con mi mamá en otra ciudad y mi padre perdido en otro país, con mis épocas de rebeldía, entonces, sentirme tan profundamente identificada con el personaje y ver todo lo que Maya sufría fue muy duro para mí. Por eso nunca volví a leer el libro, pero le tengo más cariño que a cualquier otro libro que haya leído.

De hecho hace tiempo, Daniel de Preferimos la ficción, que es uno de mis mejores amigos hace casi una década, cumplió años y le mande una copia del libro y yo le dije que era como mandarle un pedazo de mi alma.

Tiene una historia trágica, si quieren libros de amor, rosas y con momentos alegres o incluso momentos tristes pero a lo tumblr, en plan TFiOS, este no es su libro. Es como ver las tragedias de los noticieros desde el punto de vista y la mente de la víctima, porque Maya a pesar de todos sus errores es una gran víctima, y creo que también, en caso de que quieran leerlo, va a abrir muchas mentes sobre lo que significa ser drogadicto o prostituta, sobre lo bajo, desesperante y miserable que se siente.  

¿Qué no me gusto?

Voy a ser sincera y decir que no hay forma en esta vida de que sea objetiva con este libro, porque lo único que hice fue llorar y llorar y llorar, así que si me hizo sentir tanto realmente no puede ser un mal libro.

¿En conclusión?

 Nada que decir, creo que la reseña lo dice todo. Es mi libro favorito pero no por eso les prometo que sea el mejor libro del mundo, quizás no les guste o no se sientan tan enamorados como yo del personaje, pero es una novela que vale la pena ser leída.

*”Me quería sin condiciones, me aceptaba tal como soy, con mis limitaciones, manías y defectos, me aplaudía aunque no lo mereciera” (Maya sobre su abuelo)

*"Aquí la existencia no es fácil y para muchos la muerte es una invitación al descanso"

*”Son unos cerdos, malditos, insaciables, hay que cuidarse de ellos, son capaces de cualquier cosa,[…] se protegen unos a otros. Son corruptos, racistas, psicópatas.” 

*”Es natural extasiarse ante el color cuando uno viene del gris”

*”No importa a quién amemos, tampoco importa ser correspondidos o si la relación es duradera.  Basta la experiencia de amar, eso nos transforma”

*”Acumular dolor sin convertirlo en palabras. Acumular amor sin convertirlo en abrazos. Acumular penas sin llorarlas.”